Crónica Sitges. Día 10/01/21

Mad God

Empiezo la segunda jornada en el Festival de Sitges y lo hago temprano en el Auditori con Lamb de Valdimar Jóhannsson, bien temprano para aprovechar el día y poder acabar la crónica del día anterior. A continuación vi El día de la bestia (1995) de la Álex de la Iglesia en su nueva versión restaurada a 4k, siempre que se pueda ver en cine y más en el Auditori, hay que volver a ella, seguida de una entrevista colectiva a los directores de Historias para no dormir, que ha distribuido Amazon Studios y se podrá ver en Prime, con Rodrigo Sorogoyen, Rodrigo Cortés, Paula Ortiz y Paco plaza. Ya por la tarde nos adentramos en un título de animación japonesa, Belle (Ryū to Sobakasu no Hime) del maestro Mamoru Hosoda (Summer Wars, El niño y la bestia) y finalizamos el día con la tremenda y apocalíptica Mad God, el proyecto titánico de animación stop motion del maestro de la animación Phill Tippett.

Lamb. La nueva producción de A24, si bien se trata de una pick up, no la han producido solo comprado para incorporarla a su catálogo, y hay que decir que encaja a la perfección, era uno de los títulos esperados. Hay cierto público incondicional del catálogo de A24 y estos con su campaña de marketing se habían asegurado crear expectación. Una película de una niña medio humana medio cordero?? No hay más preguntas señoría esto hay que verlo sí o sí. Y aunque las voces iniciales vaticinaban la gran parida del año, nada más lejos comprobar, con gozo, que se trataba de una delicada y deliciosa, triste, y terrorífica historia sobre la maternidad, la paternidad, la felicidad, la importancia de lo que uno quiere por el encima de la presión social o familiar, la desesperación, el deseo y el amor. La cinta fluye pese a lo que uno pueda pensar si le dicen que apenas tiene diálogo o acción, que es contemplativa, ubicada en una grnaja en mitad de la nada en Noruega y sin embargo funciona y fluye de maravilla. Naoomi Rapace aparece de nuevo en pantalla en un papel contenido, introspectivo y totalmente opuesto al de The Trip Y eso ocurre cuando hay una historia que contar aunque el escenario sea un aseo. Uno de los títulos importantes del festival de bien seguro.

Belle. Mamoru Hosoda es sinónimo de calidad en la animación japonesa, todo un maestro al que descubrí gracias a Sitges hace unos años vuelve con esta historia de nuestros tiempos. Suzu, una joven algo introvertida, se ve obligada a vivir con su padre a las afueras de la prefactura de kochi tras la muerte de su madre. Encerrada en su tristeza descubre el mundo virtual de U donde puede dar rienda suelta a Belle su alter ego opuesta a ella tanto física como emocionalmente con la que consigue la fama como intérprete musical en el metaverso. La cinta es un juego de máscaras que retrata a la perfección buena parte de la existencia de los adolescentes de todo el mundo, reflexiona sobre las redes socuales y sus peligros, sobre la identidad, la autoaceptación, la imagen que se proyecta, el éxito y un largo etc y aunque funciona y entretiene, en esta ocasión para mi gusto Belle es una sobredosis de azúcar con un happy end forzadísimo que atraganta. Por el resto todo encaja en la cinta como un mecanismo de un reloj suizo.

Mad God.  Que Phill Tippet es un genio es bien sabido por todo el mundo puesto que ha dejado su impronta en multitud de títulos que ya son historia del cine y cuyas animaciones son míticas, ya sean en stop motion, Go motion o animación por ordenador, y quedarán para siempre en el imaginario colectivo desde los dinosaurios para Jurasic Park, El imperio contraataca, Robocop, Willow, Cazafantasmas 2, Spaceship Troopers y un largo etcétera. Mad God es el trabajo de toda una vida. Tippet trabajo en el proyecto durante 30 años, de manera interrumpida, se entiende, y aunque hizo gran parte del trabajo, contó con la ayuda de diversos colaboradores para hacer la animación de este Apocalipsis de Stop Motion, una bajada a los infiernos en toda regla, onírica, monstruosa, recia, críptica y hermética en la gran mayoría del metraje, y muy cruel. Una auténtica obra de arte que sin duda adolece del tiempo empleado en su realización, pero que aún así, se pasan por alto las cuestiones que se puedan derivar de esta. Es una carta de amor por el cine de animación, y en concreto a la animación Stop Motion que hay que ver por lo menos una vez en la vida. Y una vez la veas, seguro que repites.

 

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