Stranger in Our House a.k.a. Summer of Fear (1978)

Con su ópera prima La última casa a la izquierda, un sopapo considerable en la cara de la sociedad americana, Wes Craven, se ganó una oleada de críticas contra esta y contra su persona que le hizo alejarse del género por un tiempo. Tras dedicarse a la dirección de subproductos pornográficos, volvió al terror atraído por el éxito cosechado por La matanza de Texas de Tobe Hooper para ofrecer su visión desquiciada sobre el tema del canibalismo, en clave crítica, como es habitual en su cine, con Las colinas tienen ojos. Estas dos primeras películas le consiguieron estatus de realizador a tener en cuenta en el género y no tardó en recibir una oferta para dirigir un telefilm para la NBC que se emitiría la noche de Halloween de 1978. La cinta en cuestión, Stranger in Our House, que se estrenaría más tarde en cines en Europa bajo el título Summer of Fear (Se estrenó en España con el clarividente Las dos caras de Julia.), estaba basada en un libro de título homónimo de la escritora Lois Duncan cuyo guion fue adaptado por Glenn M. Benest  y Max A. Keller con quiénes Craven repetiría en el futuro. Este fue el primero de los cuatro telefilmes que trufan la filmografía del director, y paradójicamente fue su primera oportunidad de filmar en 35mm, con una Dolly y con una estrella de Hollywood, una Linda Blair que acaba de rodar El Exorcista 2: El hereje, ya una teenager conflictiva, y con un presupuesto holgado. Sin embargo toda la libertad con la que se explayó en sus dos primeros largos, filmados en 16mm, aquí se redujo drásticamente debido al medio.

La cinta narra la historia de Julia (Lee Purcell), una adolescente que tras la muerte de sus padres en un accidente de coche es acogida por sus tíos, quienes tienen una hija de su misma edad. La pacana Julia pronto se rebela como una sensual, carismática y engatusadora que aparta a Rachel (Linda Blair) de su familia (especialmente de su padre, ya veréis el rollito que se trae Craven), amigos y de su novio para reemplazar su puesto de reina de la casa. Pero claro, no es oro todo lo que reluce.


Craven juega con una la historia, en un intento fallido, para vestirla de thriller psicológico pero enseña demasiado pronto sus cartas y no acaba de funcionar. La historia con bruja incluida, Julia, se queda a medio gas, sin demasiado interés por obvia y falta de matices. Sin embargo es interesante el planteamiento que tiene la relación entre primas más cercana a una historia de Doppelgängers y de usurpación y suplantación, que es con lo que realmente Craven genera cierta tensión y ambiente de malestar, y la manera en que cuestiona el núcleo familiar clásico que viene a ser dinamitado desde dentro mismo. En resumen, mediocre, con una Linda Blair que deja claro que el acting no era lo suyo, y que aburre en muchos tramos y entretiene en muy pocos.

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