LA AMENAZA DE ANDROMEDA (1971)

Bacterias alienígenas, sangre en polvo y secretos de estado.

Un microorganismo alienígena muy virulento llega a la Tierra a bordo de un satélite artificial militar. El microorganismo causa la muerte de todos los habitantes de una pequeña población de Nuevo México. Solo hay dos supervivientes: un bebé y un anciano alcohólico. Urgentemente, el gobierno reúne a un grupo de científicos en un laboratorio secreto de alta seguridad biológica para tratar de estudiar y contener la amenaza antes de que se extienda por todo el planeta y elimine a la especie humana.

En 1971 el veterano director Rober Wise dirigiría para la Universal La amenaza de Andrómeda (The Andromeda Strain). Un tecno-thriller de ciencia ficción basado en la novela de título homónimo de Michael Crichton, publicada en 1969, que se convirtió en su primer Best-Seller cuando tenía apenas 20 años de edad. La cinta contó con un presupuesto ajustado de 6,5 millones de dólares y fue nominada a los Premios Óscar al Mejor Montaje y Dirección Artística de ese año.

Wise, fue un director polifacético que tocó prácticamente todos los géneros sin reparos. Recordemos también que fue el montador de Ciudadano Kane (Orson Welles, Citizen Kane, 1941), y que debutó con La venganza de la mujer pantera (1944). A lo largo de su carrera realizó películas de serie B entre las que destacan The Body Snacher (1945) con Boris Karloff, el musical épico y popular a más no poder que se convertiría su título más conocido y de mayor éxito, West Side Story (1961), y por supuesto no podemos olvidarnos de Star Trek: The Motion Picture (1979). Maestro de la elegancia narrativa bañada de una sobriedad en ocasiones exasperante, de gran dominio técnico, el trabajo de Wise destacó, hiciera lo que hiciera, por su excelencia narrativa y La amenaza de Andrómeda es un buen ejemplo para ilustrar estas características.

Si algo destaca en La amenaza de Andrómeda son los efectos especiales diseñados por Douglas Trumbull, con quién Wise, volvería a trabajar en el primer largometraje de Star Trek. A Trumbull lo recordaréis como director de cintas como Naves Misteriosas (Silent Running, 1972) o Proyecto Brainstorm (Brainstorm, 1983) —ambas películas me marcaron en mi juventud— pero también destacó como director de efectos especiales y se hizo cargo de proyectos como: 2001 Odisea en el espacio (junto a otros, cuando se le atribuía todo el mérito a Trumbull, Kubrick, al parecer, entraba en cólera), Star Trek. La película (Star Trek: The Motion Picture, Robert Wise,1979), de la que se hizo cargo en tiempo record cuando la empresa que estaba encargada de los efectos fue despedida del proyecto, o Blade Runner de Ridley Scott entre otras. Aunque La amenaza de Andrómeda hoy pueda no parecernos demasiado espectacular, hay que destacar los efectos especiales relativos a los ordenadores por ejemplo, pantallas en las que se llega a reproducir el concepto de geolocalización personal, bibliotecas informatizadas que tienen todas las referencias documentales y bibliográficas necesarias digitalizadas, sistema de AI… Lo cierto es que el escenario en el que se desarrolla gran parte de La amenaza de Andrómeda, las instalaciones del centro WILDFORE, destila futuro y ciencia y ficción, pero bien creíble.

Otro elemento que me resulta fascinante de La amaneza de Andrómeda a día de hoy es la banda sonora. Más que la cinta en su conjunto que no soporta demasiado bien el paso del tiempo por su estilo narrativo setentero típico, aunque es más deudora de la sci-fi de los 50-60 que de lo que tenía que llegar. La partitura del film compuesta por Gil Mellé,  ocho gloriosos temas, es una completa alucinación experimental electrónica alejada de cualquier canon, sin melodías, aparentemente anárquica y desestructurada, no creo que sea verdaderamente así pero lo parece, que ilustra de manera incidental de manera soberbia y funcional lo que acontece dotando a momentos narrativos realmente poco dinámicos de auténtica tensión y angustia.

Es curioso que pese al machismo característico de la época que destila la cinta con comentarios del tipo «¿Es ud. la enfermera?», ella va en un traje de aislamiento y cuando responde que sí, el paciente responde «¡Lástima que no puedo verle las piernas!», aludiendo al típico cliché sexualizado del gremio, uno de los papeles principales masculinos de la novela se sustituyera por el de una mujer, la científica que interpreta Kate Reid (Dra. Ruth Leavitt), que también sufre los comentarios desafortunados de sus colegas, pero que tiene un papel preponderante y fuerte, si bien lamentablemente algo masculinizado, no todo iba a ser progresismo. Lo cierto es que Wise no estaba muy convencido al principio de este cambio, pero al final quedó muy satisfecho con el resultado.

Al final, lo que más me molesta y me interesa al mismo tiempo como documento audiovisual, como en el caso de El final de la cuenta atrás, es que resulta ser una suerte de panfleto de propaganda militar y de seguridad USA en el que están diciendo, estamos preparados para afrontar cualquier amenaza, incluso un ataque biológico, mirad lo que tenemos y como trabajamos: los mejores científicos, las mejores instalaciones, robótica médica, recursos interminables… Se recrean enseñando el funcionamiento de la robótica, la informática, las instalaciones, el tipo de comida que usan, e incluso el poder de destrucción atómico si fuera necesario…El ordenador MEDCOM que diagnostica y receta tratamientos, ¡que funciona con lápices a modo de ratón!, trajes de aislamiento similares a los de los astronautas en salas de aislamiento futuristas… y son una delicia. Sin embargo, en su defensa debo decir, que pese al happy end aparente, nos reserva una sorpresa final que deja un poso de pesimismo interesante. Al final pese a los 40 años que han pasado, todo es muy actual.

Acción hay más bien poca, lo que vemos es un protocolo de actuación en caso de ataque bacteriológico (concretamente alien pero extrapolable a cualquier posible amenaza proveniente de nuestro mundo), se muestran manuales de procedimientos, textos teóricos o bibliográficos médicos reales… Todo el planteamiento trata de dar una visión realista de la historia, no en clave fantástica.

Aunque la cinta no cuenta con ningún remake en formato largometraje, en mayo de 2008, la A&E Network comenzó a emitir en Reino Unido la miniserie de 4 episodios La amenaza de Andrómeda para televisión basada en la novela de Crichton. La serie fue producida por los hermanos Scott (Scott Free Production) y dirigida por el experto director televisivo Mikael Salomon (Alias, Roma…).

El paso del tiempo no perdona en este caso, pero creo que vale la pena verla o revisitarla.

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