Inauguración Sitges 2019: EN LA HIERBA ALTA de Vincenzo Natali

En la hierba alta (In the tall grass, 2019) es la cuarta producción de Netflix que adapta la obra de Stephen King, en un corto lapso de tiempo, y todas ellas de manera bastante acertada: 1922 (Zak Hilditch) relato que apareció en libro Full Dark, No Stars, El juego de Gerald (Mike Flanagan), la mini serie La niebla dirijida por Adam Bernstein y In The Tall grass que  hoy nos ocupa cuyo estreno mundial fue en el Fantastic Fest, el 20 de septiembre de 2019 y que ayer inauguró la 52 edición del Festival de Sitges un día antes de su estreno en la plataforma de Netflix. Algo que creo que ha condicionado algunos de los varapalos que se ha llevado la cinta de manera injusta a mi entender.  

Natali quién debutó en el cine en 1997 con Cube, autor de otros títulos de referencio como Demon Lover o Splice, hace ya tiempo que está metido en el mundo de las series y ciertamente alejado del cine. A mi entender es un cineasta de talento, un narrador al que le gustan las complejidades narrativas relacionadas con el espacio tiempo, el castigo Kafkiano, los laberintos borgianos, un tipo que sabe explicar una historia, aunque es proclive a dibujar personajes planos. Es un hombre de espacios cerrados aun cuando estos son espacios abiertos como es el caso del que vamos a hablar hoy.

En la hierba alta es la adaptación de un texto de Stephen King y de su hijo Joe Hill, In the tall grass que se publicó en Squiere en dos entregas i luego se publicó como una nouvella o novellette (68 páginas) y que en España edita Randon House (se puede adquirir en digital por menos de 2€).

La crítica y el publico la recibió de manera dispar, muy polarizada, y especialmente por el hecho de que sea una adaptación de King para Netflix, el eterno debate del cine-cine películas para las salas y las películas para la pequeña pantalla. Pero no voy a entrar aquí porque no salimos.

Natali realiza un trabajo valiente, una adaptación extraordinaria ya que consigue extraer la esencia del relato de King y Hill, si bien tratándose de una producción Netflix es mucho más blanca, menos cruel y salvaje, y la adorna con elementos de El jardín de senderos que se bifurcan, que se cita de forma expresa en el filme, y el castigo no justificado que impregna la obra de Kafka (siempre hay una culpa que comporta un castigo aun cuando no se conozca). Y convierte la historia de los King en una historia mitológica, más cercana a los laberintos, con minotauro incluido, aunque en este caso sea un laberinto más temporal que espacial. Además larga la narración más allá del texto introduciendo elementos que no están en el original como la figura del novio, el final, etc. con la que también parece que introduce la figura de Orpheo y su búsqueda en el inframundo (catábasis) de Eurídice, al que este bajó para devolverla al mundo de los vivos, con el ya conocido trágico final en el que ella se desvanece.

Destaca el trabajo de cámara para narrar la historia consigue que un espacio repetitivo parezca diferente y fluya el dinamismo narrativo con planos cortos y un montaje sincopado, o alternando con planos largos, cenitales, ángulos imposibles, cámaras subjetivas que convierten al mismo tiempo el campo de hierba, ese basto espacio abierto en uno claustrofóbico y hermético. Consigue transmitir el laberinto aún cuando no hay paredes y es dinámica, eso lo tiene.

Hay algunas influencias más o menos obvias como la cintas Onibaba (1964 de  Kaneto Shindo) que sucede en campos de arroz y bambú, El Resplandor de Kubrick (1980) el proceso de locura, el elemento ya sea hotel o piedra quién la provoque, e incluso de Tiburón (1975) de Spielberg están a la vista e incluso se puede apreciar la influencia o referencia a otra obra de King, Los Chicos del maíz.

Algo curioso, es una sensación, y posiblemente por el hecho de ser una producción para Netflix, no pude evitar pensar que era un proyecto para una serie o mini serie que quedó  truncada y reconvertida en un largometraje, eso o que el estilo de los largometrajes de Netflix en ocasiones tienen ese enfoque que recuerda a la estructura narrativa de las series, véase el caso de Spenser confidencial sin ir más lejos. Aquí Natali narra la historia en pequeñas cápsulas que crean un clima de tensión y un pequeño clímax o cliffhanger para volver a empezar de nuevo con otra situación.

Algo negativo es que en su afán por alargar la historia, pasados unos 50 minutos parece que empieza a dar vueltas en círculos, también algo perdida como los personajes, para llegar a algo que es obvio y que estira sin demasiada justificación, y el hecho de querer explicar demasiado lo que ocurre, cosa que el relato de los King evita totalmente y la convierte en algo más interesante, porque el misterio no se desvela.

También y en parte algo que tampoco hace que luzca todo lo debido es la falta de desarrollo de los personajes, planos, y sin apenas arco dramático, y el hecho de presentar las cartas demasiado pronto y de manera obvia.

En resumen, mejor de lo que se ha dicho, entretenida y con elementos interesantes sin ser una película que vaya a pasar a la posteridad, pero de verdad necesitamos que todas las películas sean masterpieces? Es necesario? La respuesta es obvia. Vivimos en un momento en que se nos ha liquado el cerebro gracias a las redes sociales y la tontería que traemos de serie el ser humano.

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