Crítica: Sightseers

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La nueva película del realizador Ben Wheatley, de quién ya pudimos ver  Kill List (ganadora en el festival de Sitges 2011 del premio) se estrenó en la Quincena de los realizadores de Cannes con excelentes críticas. En esta ocasión, tras su anteriormente citado thriller de terror ha unido fuerzas con Edgar Wright (Scott Pilgrim contra el mundo) quién ejerce de productor de la nueva aventura de Wheatley.

Cuando Tina, una joven anodina y bastante apocada que sobrevive en casa de su madre, bajo el autoritarismo y el chantaje emocional de ésta, conoce a Chris, decide emprender junto a este unas vacaciones en caravana a lo largo del país que se convertirá en una macabra road movie vacacional.

Whatley ha dibujado a través de sus dos protagonistas disfuncionales una sátira sobre las relaciones que cuanto menos sorprende. Divertida, ácida y plagada de humor negro desde su minuto uno, Sightseer nos adentra en un viaje físico y de madurez emocional y vital de su protagonista quién realiza un proceso de cambio como si de una crisálida se tratase. La interpretación de Alice Lowe, quién también es responsable del guión junto a Wathley, es magistral, y tampoco es que se quede atrás el actor que interpreta a Chris, Steve Oram, pero es que Alice brilla en todos los momentos en que aparece en pantalla.

La carcajada está asegurada, pero no olvidemos que lo que nos la provoca es el asesinato, la devastación moral de los protagonistas, quienes lejos de ser unos asesinos profesionales o unos sicópatas, actúan más bien movidos por sus instintos primarios y su concepción de aquello que está bien o mal y quién merece ser castigado por sus acciones.

Original, divertida, fresca. Una auténtica sopresa.

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