Crítica de Musarañas

Musarañas-Sitges

Si algo está claro hoy es que Musarañas, la esperada producción de Álex de la Iglesia y Carolina Bang, dirigida por los debutante en el largo Juanfer Andrés y Esteban Roel, ha sido la sensación del día.

Musarañas es una cinta de género, sobre todo por el desarrollo de su último tercio, fundamentado sobre un drama desarrollado en la España de la postguerra Civil. Se trata de una cinta valiente, y pese a su marco tópico y típico de nuestro cine, poco tiene que ver con lo que estamos acostumbrados, que narra la historia de dos hermanas interpretadas por una soberbia Macarena Gómez, en el papel de Montse, y Nadia de Santiago, quienes cargan con todo el peso de la narración. Ambas están acompañadas por un Hugo Silva que cumple bien, y un atronador Luis Tosar que se come la pantalla cada vez que aparece.

Este drama con tintes de Misery (salvando las distancias) o May se adentra en la vida de Montse, agorafóbica, educada en la religión y la represión, y sufrida hermana-madre que ha de tirar adelante a una hermana pequeña tras la desaparición del padre y la muerte prematura de la madre. Pese a las buenas interpretaciones, la estupenda puesta en escena, la utilización de un piso real y no un set que ayuda enormemente a construir la atmósfera angustiante y de asfixia existencial que respira en toda la cinta, los toque de humor tan del estilo de Álex de la Iglesia, las dosis de gore, muy «granguiñolescas», y todos los elementos que la hacen un producto resultón y ciertamente interesante, también habita el demonio de lo previsible, de los clichés,de  la falta de sorpresa por mucho que se empeñen con ciertos giros de guion que se ven venir  a una legua y que finalmente sumados, junto a algunos diálogos desesperantes y situaciones insostenibles, la convierte para mi gusto en una cinta que a ratos adquiere un tono algo ridículo, que se queda en un quiero y no puedo en el desarrollo de ciertos mensajes.

La película es entretenida, tiene fuerza, especialmente descable el uso del espacio que se convierte en un personaje más de la cinta, pero me da la sensación que está siendo muy sobrevalorada por un público ávido por encontrar la película del festival, acompañado de un pretendido apoyo hacia el cine español (queda muy guay decirlo) pero que luego a la hora de la verdad no se traduce en la taquilla salvando ciertas excepciones, algunas algo deshonrosas e incomprensibles.

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