IDYLL de Elio Quiroga

Idyll

Autor: Elio Quiroga
Editorial: Dolmen. Colección Stocker
Año publicación: 2014
Formato: 155 x 211 mm (aprox)
Páginas: 432
ISBN: 9788415932444

Sinopsis: La familia de Beth ha sido invitada para trasladarse a vivir a una ciudad de ensueño. Un centro residencial con todo tipo de lujos y comodidades tecnológicas que hacen que la domótica actual sea el equivalente a un hacha de sílex. Idyll es un programa piloto al que solo unos pocos elegidos pueden acceder. Beth descubrirá con la ayuda de su vecino Bobby que en Idyll no todo es lo que parece y que esta idílica ciudad contiene el infierno en sus entrañas.

Tras debutar en la novela con la peculiar novela de zombies El despertar (Timun Mas), a la que siguió recientemente Los códices del Apocalipsis (Tyrannsoaurus Books), Elio Quiroga presenta su tercera novela, Idyll. Un texto que os va a dejar de cualquier modo menos indiferente.

Idyll no es un libro fácil. Y lo digo a modo de advertencia. No es que sea un libro difícil por su estilo narrativo, que es muy accesible para cualquier tipo de lector, sino porque el contenido del texto puede no ser plato de buen gusto para cualquiera por mucho que se vean cautivados por la literatura fantástica. Hay que tener un buen estómago, y en parte, esa truculencia y excesos con los que atropella al lector, son indispensables para entender la obra. El aviso en la portada que se me antojaba algo ridículo, o como un elemento de marketing un tanto chusquero, tras finalizar la lectura del libro me pareció más que adecuado, sobretodo porque la exuberancia de los elementos explícitos que integran la historia como violaciones, secuestro de niños, asesinatos atroces, snuff movies, sexo explícito (incluyendo BDSM, coprofagia, necrofilia…),y mucho gore, bien lo vale. Pero no vayamos a quedarnos en la superficie porque Idyll ofrece más que un puñado de escenas macabras y morbosas.

Elio Quiroga ha hilvanado una historia con un ritmo endiablado, extremadamente visual (para lo bueno y para lo malo), con una estructura bien pensada que muestra el avance de la trama poco a poco manteniendo el halo de misterio que envuelve la ciudad de Idyll, y aunque uno pueda ver venir ciertas cosas, ni por asomo deja de sorprenderse momento sí, momento también con todas y cada una de las locuras que Elio ha tramado.

El libro se compone de tres partes bien diferenciadas, que componen el relato en sí mismo, que a su vez se dividen en pequeños capítulos, a veces demasiado cortos, que le permiten trabajar muchas situaciones que se simultanean en el tiempo de manera rítmica. De hecho recuerda mucho a la estructura de un guión cinematográfico dividido por secuencias, escenas…y en fin, eso es deformación profesional, no olvidemos que Elio es el director y guionista de cintas como Fotos (bizarra y épica película de culto que a un servidor le marcó a fuego en la adolescencia), La hora fría (que aunque algo irregular, sobretodo por los actores, tiene uno de los finales más maravillosos que podría tener y que la dota de sentido completo) y NO-DO (una película que sorprende enormemente y que recomiendo desde aquí y ahora). Cada capítulo se cierra con una serie de interludios que corresponden a artículos o entrevistas ficticias a personajes de la novela, un cómic, una redacción escolar…Además incluye un prólogo, un proemio, una sección de mapas y una cuarta parte a modo de adenda en la que encontramos una serie de textos desclasificados sobre la historia que hemos leído. Y por si no hubiéramos tenido suficiente, un cierre titulado “Vecinos” que se compone de tres cuentos cortos ambientados en la atmósfera de Idyll pero que funcionan de manera completamente independiente al relato principal de la novela.

Por otro lado es destacable el trabajo que ha realizado en colaboración del ilustrador Francisco Rodríguez de la Fuente para ofrecernos un detallado mapa de la estructura de Idyll, sus calles, sus edificios principales y la disposición de las casas, los planos de estas…incluso combina la narración con alguna página a modo de cómic que le da un toque de originalidad al estilo de las pelis de los 90 que combinaban imagen real con escenas de animación (por decir una, Asesinos natos). Las referencias a películas como Martyrs, Alta tensión o A l’Interieur (denominado el cine de la crueldad por algunos críticos como Jesús Palacios o directamente Torture Porn) vienen a la mente constantemente, así como A Serbian Film, Hostel o el remake de Las colinas tienen ojos, y hasta algunos ecos de Engendro mecánico ya puestos.

El texto de Quiroga, pese a ser una historia en la que inevitablemente el lector va a quedar marcado por las escenas truculentas de alto voltaje y gran detalle (me considero bastante curtido en estas lares y aún así he sufrido mío con algunas de las descripciones), presenta una serie de sutilezas referenciales, que trabajan en un segundo nivel de lectura pero que son muy importantes, que indican el alto conocimiento del autor en disciplinas como la informática (esto le viene de serie ya que es licenciado en la materia), alusiones musicales que dotan al texto de su propia banda sonora interna, muy acorde en cada momento en que aparece respecto a la situación (desde pop de los 80 a Manheim), de arquitectura y artes plásticas…y son elementos que se agradecen, que enriquecen el texto. Y aunque parezca una tontería estos detalles demuestran el gran bagaje cultural de su autor, un señor que sabe mucho de muchas cosas, leído y servido. Y así, da gusto. Porque escribir terror no implica únicamente utilizar los elementos básicos cuando se puede enriquecer el texto.

¿Cosas que no me han gustado? Alguna hay claro, y no voy a contar nada nuevo que no se haya dicho ya: parece que el libro no ha pasado por un proceso de corrección. La cantidad de erratas ortotipográficas, de puntuación y de estilo es inmensa. El texto de la contraportada no se corresponde con el contenido del libro, sobretodo porque en lugar de Beth, la protagonista, aparece con el nombre de su madre, Karen. Y finalmente, aunque la portada de Daniel Expósito es interesante, no refleja el verdadero espíritu de la historia fundamentalmente porque no hay niños que protagonicen la historia (y menos malditos o alienígenas como estos que inevitablemente recuerdan a los protagonistas de la novela Los cuclillos de Midwich o de la película a la que dio lugar El pueblo de los malditos). Son solo aspectos mejorables que hubieran ayudado a que la obra fuera redonda. Quizás en la próxima edición.

Os recomiendo la lectura, sin duda. Ojito, lo dicho. Pero algo que merece destacar por encima de cualquier argumento morboso, es que Elio Quiroga tiene una imaginación desbordante, se documenta excepcionalmente, tiene clarísimo dónde y cómo quiere llegar incluso cuando uno cree que es imposible que reconduzca ciertas situaciones; pero lo hace y de qué manera. Idyll es una pesadilla lisérgica y con ella Elio demuestra que es un storyteller excelente.

Si hicieran una película basada en esta novela, a Elio, lo desterraban a la Luna.

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