Daybreakers (2009)- Michael y Peter Spierig

daybreakersNo se puede negar que los vampiros están de moda, aunque para ser justos habría que decir que jamás han dejado de estarlo. Al igual que los zombies, quienes también viven su época de esplendor (¿o debería decir de saturación?), son personajes recurrentes en el cine de terror, si bien en los últimos años y debido al triunfo de algunas películas en concreto, ambos han visto como su fama crecía y crecía cada vez más. Y ya se sabe que cuando en Hollywood triunfa una temática, todos los estudios se suben al carro.

Desgraciadamente, cuando se abusa tanto de unos y otros, uno debe mirarse con lupa todos los productos y subproductos que se producen a lo largo del año para tratar de encontrar algo que realmente merezca la pena ver. Y no siempre se acierta, claro, pero hay que ir probando y arriesgándose.

Es por eso que cuando asoma la cabeza una propuesta como Daybreakers, nuestro interés aumenta considerablemente, sobre todo si se aborda el tema desde un punto de vista distinto y en cierto modo novedoso.

Una extraña plaga originada en 2019 ha convertido a la mayoría de la población en vampiros. Ahora son éstos la raza predominante y los que dominan el mundo, mientras que los humanos han pasado a ser la base de su alimentación. La sangre de éstos últimos es tan preciada que la cacería indiscriminada ha provocado que estén al borde de la extinción. Apenas queda un 5% de población humana, y por tanto, resulta imposible abastecer a todo el pueblo. Edward Dalton (Ethan Hawke) es un científico que trabaja intensamente para resolver éste gran problema. Sin embargo, sus intentos de producir un sustituto de la sangre humana -algo así como True Blood- no están dando los frutos esperados. 

Si no se encuentra pronto una solución, la desaparición de la raza humana supondrá también la de los vampiros. Edward, que por otro lado siempre ha sido simpatizante de los humanos, terminará uniéndose a ellos en la lucha por su supervivencia. 
Daybreakers-Ethan Hawke
La premisa de Daybreakers es de lo más sugerente, ya que nos plantea un futuro distópico dominado por una sociedad vampira civilizada en la que los humanos son perseguidos para convertirse en mero ganado. Una sociedad que, salvo por el hecho de estar muertos y alimentarse de sangre, es bastante fiel a la nuestra. Algo similar a lo visto en Underworld o Blade, pero siendo aquí los vampiros la especie dominante (el sueño de Deacon Frost)

Este panorama se nos presenta en los primeros minutos, los cuáles probablemente sean los mejores de toda la película. Los hermanos Spierig prescinden de la típica voz en off y se sirven de las propias imágenes de los créditos iniciales para ponernos en situación. Éstas hablan por sí solas, y mediante paneles informativos, planos de periódicos, telediarios o carteles publicitarios (genial el del Tío Sam), el espectador comprende cómo se ha desarrollado y cómo vive esta sociedad vampira. Y a medida que transcurre el metraje, iremos sabiendo más acerca de su terrible situación actual.

Como ya he comentado en la sinopsis, los humanos se están extinguiendo y las reservas de sangre para alimentar a la gente están agotándose. Mientras unos, los vampiros, trabajan para encontrar un sustitutivo; otros, los humanos, intentan buscar una cura definitiva al vampirismo. Y es que aquí, al igual que en la nueva generación de películas zombies, el origen del monstruo es virulento. De hecho, en no pocos momentos estos vampiros nos recuerdan muchos a los mismos no-muertos, debido al ansía por conseguir alimento -en este caso, sangre- y a la ferocidad con la que atacan a sus víctimas. Y es que por muy corrientes y civilizados que se nos muestren al inicio, una situación límite como es la falta de alimento puede conducirles perfectamente, como a cualquier ser humano hambriento, a la desesperación más atroz.

La película muestra la degradación del vampiro, ya que más que morir de hambre, lo que hace es mutar y transformarse en una bestia horripilante y primitiva. Se les denomina “subsiders” y son rechazados por los propios vampiros y marginados a sobrevivir bajo los cimientos de la ciudad.

La trama se centra en la búsqueda de la cura por parte de Edward, y cómo éste se une a los humanos para tratar de restablecer el mundo tal y como lo conocían diez años antes de la epidemia.

El contrapunto de esta historia lo encarna Charles Bromley, ruin personaje encarnado por un estupendo Sam Neill al que ya se le echaba de menos en pantalla. La subtrama que atañe a él y su hija aporta su granito de arena para hacernos al personaje aún más repulsivo, si bien hay que decir que no se profundiza lo suficiente en ella y, por tanto, parece que al final quede un poco metida con calzador.

El “badasss” de la película lo interpreta Willem Dafoe, quién tiene un apodo la mar de curioso aunque más bien poco justificado. Su papel es bastante significativo una vez los bandos empiezan a quedar claramente definidos, pero poco a poco su presencia se va diluyendo a favor de otros personajes y no alcanza ese punto memorable que podía haber tenido su personaje si éste se hubiera aprovechado un poco más. Aún así, siempre es un placer ver a un veterano de su talla, y si es junto al siempre eficiente Ethan Hawke, pues mejor aún (no tendrá el estatus de estrella de Hollywood, pero Hawke es un actor versátil y que siempre cumple)

A nivel técnico, hay que destacar por encima de todo la excelente labor del estudio de Stan Winston a la hora de recrear los subsiders, una suerte de murciélagos humanoides la mar de repugnantes y que recuerdan bastante al Drácula de Coppola o al William de Underworld: Evolution. Los efectos digitales son correctos y la ambientación tiene un adecuado tono sombrío y moderno, pero no excesivamente futurista. Y todo ello para una coproducción entre Australia y EE.UU. que ha costado la ínfima cantidad de 20 millones de dólares. Y es que con una buena idea y un buen equipo técnico, no se necesita mucho más.

daybreakers subsiders

Con todo, Daybreakers es una interesante propuesta de ci-fi vampírica (no se me ocurre otro modo de definirla) y, sin lugar a dudas, una alternativa bastante decente a los vampiros adolescentes de hoy día. Ahora bien, no es tanto una película de acción sino un thriller futurista con vampiros de por medio, es decir, que pirotecnia contiene la justa y casi toda condensada en el tramo final, donde la trama empieza a diluirse un poco y todo se vuelve demasiado convencional (aunque es de destacar un par o tres de escenas gore bastante cañeras). El ritmo es algo más lento que de costumbre y es muy posible que no entusiasme demasiado al público (y menos al “crepusculiano”)

Quizás su premisa no está convenientemente desarrollada y en conjunto ésta luzca menos de lo que debería, pero aún así destaca por encima de otras producciones y aporta ideas bastante atractivas junto a otras ya vistas en otras películas (el “vivero” de humanos ya se había visto en la citada Blade), por lo que creo que los aficionados al género deberían darle una oportunidad. Puede que no se convierta en una de vuestras favoritas, pero no está de más echarle un vistazo. Además, no proviene ni de una novela ni de un cómic o novela gráfica, con lo cual, tiene algo más de mérito que la mayoría de productos de la industria yanqui.

David Ribet

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