Sitges 2013. Día 1

Tras el madrugón de rigor arrancamos con las baterías cargadas al máximo, con ilusión, pese al varapalo recibido a última hora desde la dirección del festival hacia los medios, y bastantes expectativas depositadas en esta edición.
Como vine siendo habitual en nosotros, obviamos la película de inauguración para buscar otros títulos más sugerentes a priori, y decidimos abrir fuego con las cintas Contracted y Why Don’t You Play in Hell.

CONTRACTED.
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Lo que prometía ser una interesante exploración sobre la descomponsición física de una joven a raíz de un escarceo sexual, el que suscribe pensaba en que podía ser algo cercano a la magnífica película canadiense Thanatomorphose (Éric Falardeau, 2012), se queda en una simplona cinta teenager absolutamente vacua. En contracted no existe trasfondo alguno de interés, las metáforas son tan toscas y ramplonas que dan ganas de llorar y lo peor es que el mensaje que imprime el director a la cinta es rancio, reaccionario y obtuso más propio de una campaña moralista de algún grupo extremista religioso. Las interpretaciones de los actores son nefastas, rayanas al amateurismo, y hacen que la posibilidad empatía sea imposible por lo que te da absolutamente lo que le ocurra a los personajes. Para más inri si tenemos en cuenta que la baza fundamental con la que se vendía la película era la descomposición y el componente sexual, una vez vista, la decepción es absoluta porque el desarrollo de esta relación carece de interés y se utiliza con fines moralistas de vergüenza ajena y, respecto al proceso de descomposición hay que decir que es de risa, lentillas de color rojo, pegotes de latex, venas de color azul a lápiz, dientes negros oscurecidos mínimo con regaliz…y para acabar de redondear semejante obra maestra el director se lanza a un pozo sin fondo con un pretedido giro de guión que no hay por donde cogerlo sin que arranque al respetable una risotada o un lamento angustioso lastimero porque no solo carece de originalidad y de sorpresa sino que es ridícula.

WHY DON’T YOU PLAY IN HELL
La nueva aventura de Sion Sono es una absoluta memez, ridícula, pesada y totalmente prescindible. Pese a este arranque, hay que decir en favor de Sion Sono que hace gala de ese humor suyo tan característico que arranca más de una risotada (la niña interpretando el jingle de la pasta de dientes en un mar de sangre con su vestido blanco, el adolescente al que le atraviesan la cabeza con una katana mientras se da su primer beso). Humor y mala leche que aparecen en los ultimos 40 minutos de la cinta con la fuerza de un tsunami y es lo único salvable de esta película estirada como un clicle Boomer que aburre hasta la saciedad.

Afortunadamente el día concluye con una nota positiva gracias al encuentro con Miguel Angel Font, director del corto Sinnside, y su equipo, un joven realizador que va a dar que hablar, en positivo, si consigue mantener la trayectoria que lleva hasta el momento (Llagas, la trilogía de fasion films Heraion)

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